BUENAS NOCHES, de Ezequiel Wajncer (BsAs)
Las irregularidades del sueño son usuales en este mundo moderno que nos ha tocado en suerte. Acaso sea el insomnio la afección más frecuente. Lo siguen, en el orden de alteraciones, las pesadillas recurrentes, el dormir discontinuado, los ronquidos de oso (esta última es particularmente molesta, sobre todo, para el/la compañero/a de cama). Sin embargo, existe una anormalidad a la cual se la suele obviar por extraña, por excepcional. Es exactamente la contracara del insomnio. A saber: lo opuesto a no poder dormir no es dormir, sino no lograr despertar. Así hay enfermos que ya hace años que duermen ininterrumpidamente. De hecho, se supo después por personas que alcanzaron la vigilia y fueron dados de alta, hay sujetos que, durante largos períodos de tiempo, viven toda una vida onírica como si fuese la real. Es probable que, en este momento, estén soñando que son príncipes en busca de la princesa encantada, cazadores de fortunas en una selva inhóspita de Centroamérica o, quizás, incidentales lectores de un relato titulado “Buenas noches”.
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María Irazoqui Levi -
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